lunes, 17 de septiembre de 2012

Desperté abrazado a ellas

Desperté abrazado a ellas. Boca arriba sosteniendo con mis brazos sus dos cabezas, desnudos los tres, la cama deshecha. La luz del sol que se proyectaba desde las persianas me hacía daño a la vista y sentía un fuerte dolor de cabeza, producto, tal vez, de la resaca. Reconocía la habitación, reconocía la decoración y por supuesto, sabía dónde estaba, pero no sabía cómo había llegado hasta allí, y por supuesto, quiénes eran mis dos acompañantes que yacían, aún dormidas con mis brazos como almohadas.

Me puse a pensar en el día de ayer, mi encuentro con Carmen, la tremenda enculada que le propiné, quedar dormido con ella haciendo la cuchara, despertar, el polvo mañanero y la ducha, el desayuno lamiendo mermelada de arándanos en sus grandes pechos, ella comiéndome la verga untada con mantequilla, ella sentada sobre mí metiéndose mi polla en su culo. De nuevo nos duchamos y volvimos a la cama, descansamos un rato y volvimos a follar. Serían las 12 del mediodía cuando salí de su casa, le dije que tenía cosas que hacer. En realidad estaba agotado y quería irme a casa. Llegué a mi apartamento y comí un sandwich, me eché la siesta. Sonó el móvil y me desperté. Era Jorge, tenía problemas. Lo hecho sin protección y se llevó a Lucía al centro de salud para que le administraran anticonceptivos. Me pidió un favor. El no podía dejar sola a Lucía y venía su novia extranjera con una amiga, debía ir a recogerlas al aeropuerto y tenerlas en mi casa un par de noches, mientras el estaba con Lucía. Menudo compromiso. Tenía 30 minutos para llegar al aeropuerto, me puse lo primero que encontré y tomé un taxi. En el camino pensaba cómo reconocería a las dos desconocidas y cómo les explicaría que Jorge no podía atenderlas por el momento. Llegué al aeropuerto y llamé a Jorge pidiéndole que me diera más instrucciones. Estaba con Lucía y no podía hablarme. Le dije que me enviara un sms al celular. Al rato llegó el mensaje con un nombre. Agarré un cartón que encontré y con un rotulador apunté el nombre. Me puse en la puerta de llegadas con el cartel. Salía mucha gente por la puerta y nadie se daba por aludido. Al rato veo salir dos jóvenes altas y rubias, en shorts y camisetas de tirantes. Una de ellas me señaló. Me preguntaron en inglés dónde estaba Jorge y tuve que inventarme una excusa para tranquilizarlas. Las ayudé con las maletas y tomamos otro taxi de vuelta para mi casa. Las acomodé en mi habitación, les di toallas limpias y preparé una cena rápida mientras ellas se duchaban. Cenamos, nos sentamos en el sofá y charlamos, acompañados de unos tragos...

A partir de ahí, los recuerdos se nublaron. No recordaba ni sus nombres, ni cómo habíamos llegado hasta la cama, ni por supuesto, por qué estábamos desnudos. Mientras estaba pensando esto, noto que la que estaba a mi derecha me estaba masturbando. La miré a los ojos y me dio los buenos días en su idioma. Se incorporó y empezó a jugar con su lengua a lo largo de mi verga. Eso hizo despertar a la otra, que me miró a los ojos, miró a su amiga, se sonrió y me dio un beso húmedo con lengua. Acto seguido recordé que una de ellas era la novia extranjera de Jorge, pero ¿cuál de ellas?. La que me dio el beso se levantó y se sentó sobre mi cara ofreciéndome su vulva palpitante. Estaba perfectamente depilada. Le ofrecí mi lengua, mientras la otra se afanaba sobre mi tranca y mis huevos. Me puse a pensar en Jorge, en qué pensaría si se entera de que me estaba follando a su novia. En realidad seguía sin saber cuál de las dos diosas vikingas era la novia de Jorge. En cualquier caso, daba igual, el se estaría tirando a Lucía, y como dicen acá, "lo comido por lo servido". La que me estaba chupando la polla, se levantó y se sentó sobre ella y comenzó a cabalgarme. La que estaba sobre mi cara se dio la vuelta dejando a la vista su culo y comenzó a besarse con la otra que me estaba follando salvajemente. Pensé en el cabrón de Jorge, en la suerte que tenía, tenía preparado un trío con dos mujeres espectaculares y encima tenía la desfachatez de dejarlas plantadas por follarse a otra que había conocido en una discoteca dos días antes. También pensé en mi suerte del fin de semana. En la noche y la mañana del sábado con Carmen, y posiblemente aquella noche (todavía no recordaba lo que había pasado en la noche) y esta mañana con dos cuerazos bisexuales que me estaban follando. Seguí lamiendo el culo de la que estaba sentada en mi cara. Le metí un dedo, lo cual la encendió más si cabe, mientras lamía los enormes pechos de su amiga. La que estaba sobre mi polla, gemía y gritaba no sé qué herejías en su lengua natal, estaba a punto de correrse. Dio tres embestidas fuertes y estalló en un orgasmo que se debió escuchar en todo el edificio. Se salió de mi pinga e intercambió el sitio con su amiga. El contacto de mi lengua con su clítoris la hizo tener otro orgasmo y su compañera se esforzó por llegar al suyo. Ésta tuvo la delicadeza de anunciarlo en inglés, idioma que comprendía. La otra derramó abundante flujo sobre mi cara, se levantó y se recostó a mi lado con los ojos entornados tratando de recuperarse del orgasmo que había tenido. La amiga quería empatar con su acompañante y siguió cabalgándome hasta que se vino en un orgasmo prolongado y profundo, dejándose caer sobre mi pecho y dándome un beso en agradecimiento. Estábamos exhaustos, sudados, reventados. Me acariciaban el pecho y jugaban con mi verga que había perdido parte de su rigidez. Cuando se recuperaron, una de ellas, la que hablaba en inglés, dijo "Now, it's your turn". Me hicieron pararme sobre la cama y comenzaron a darme una mamada entre las dos. Primero dándome besitos, luego metiéndose cada una uno de mis huevos en sus bocas. Se turnaban para meterse mi tronco en sus bocas y en los cambios se daban besos. Yo las agarraba de las cabezas y las acariciaba. Se me volvió a poner dura como un tronco otra vez y ya estaba a punto de correrme. Una de ellas empezó a jugar con mi ano y me metió el dedo por ahí. Me vine de manera brutal, llenándolas de semen sus bocas, sus caras y sus pechos. Caí de rodillas sobre la cama, mientras veía como se lamían mutuamente los restos de mi descarga.

Me dejaron seco. Me fui a la ducha y dejé que siguieran jugando en mi cama. Me vestí y cuando salí de la ducha, les ofrecí que se ducharan y entraron juntas. Mientras preparaba el desayuno, pensando en nuevas posibilidades  para el día, llaman al interfono. Era Jorge que venía a recoger a las dos. Le abrí la puerta y cuando llegó hasta mi departamento me preguntó dónde estaban las dos chicas. Le dije que se estaban duchando y recé porque no salieran en pelotas para que mi amigo no supiera lo que allí acababa de suceder. Me dio las gracias por el favor, y me contó todas las peripecias con Lucía de ese fin de semana. Yo le dije que si no le importaba que lo oyeran y me dijo que no sabían palabra de español. Le ofrecí una taza de café y nos sentamos. Me pidió que le hiciera un favor. Otro más, no, pensaba yo. Él se marcharía a la playa con las dos rubias y yo tendría que darle cobertura con Lucía durante estos días. Le dijo que tenía que irse por trabajo y que tardaría unos días en volver. Menudo sinvergüenza, pero lo cierto es que se las arreglaba muy bien. Cogía con todas las que se le ponían a tiro y no le daba vueltas a la cabeza, no como uno que yo me sabía. Además, si la cobertura con Lucía resultaba igual de agradable que con las dos rubias, todo era ganancia. Las chicas debían haber acabado de ducharse y estarían vistiéndose. Jorge se acercó a mi oído y me dijo que ambas eran hermanas y que eran bisexuales. Toda una noticia. Además que eran unas golfas de mucho cuidado, y que le consolaba el saber que habían pasado la noche en mi casa y que yo no habría intentado nada. De la noche, no le podía asegurar nada porque seguía sin acordarme, pero de lo que ocurrió en la mañana, preferí guardarlo en secreto. Las dos salieron y fueron a abrazar a Jorge, mientras me guiñaban un ojo. Supongo que ellas también querrían guardar el secreto, pues lo que pasa en la cama, se queda en la cama...

1 comentario:

  1. Pero qué golfillo eres! ya veo que en el siguiente capítulo te lo acabarás montando con Lucía!

    ResponderEliminar

Hoja de reclamaciones