viernes, 3 de enero de 2014

Casualidades tópicas

Tus manos frías se adentran más allá de la goma de mis boxers. Su simple contacto con mi polla me hace estremecer. Te sorprendes de lo dura que está, pero ya  hace un rato, desde que te metiste desnuda en la cama conmigo, estaba pidiendo guerra. Lo curioso de todo esto, es que apenas hacía un par de horas que nos habíamos conocido en la recepción de aquel hotel. Suena a tópico, lo sé, pero las circunstancias se nos presentaron así. La culpa la tuvo esa tormenta de nieve que nos dejó tirados en aquel aeropuerto en medio de ninguna parte. Subes y bajas tu mano aún congelada por toda la extensión de mi verga y yo me pregunto si esto que me está pasando no es sino la materialización del típico relato erótico donde chico conoce a chica en el lobby de un hotel, en el que sólo queda una habitación disponible y deciden compartirla desatando sus más bajas pasiones. La humedad que emana de tu sexo es lo que me revela que en realidad esto está pasando.

Tengo la puta manía de desaparecer cuando llegan estas fechas. Me deprimen, me agobian y no puedo aguantar más allá de la Navidad. En cuanto salí de la comida familiar, fui hacia casa y compré el primer billete hacia el punto más lejano disponible. La aurora boreal y recibir el año nuevo en el círculo polar ártico parecían la mejor opción para evadirme unos días. También suena a tópico, lo sé, pero fue así. Podría haber tirado hacia el Sur, la verdad. El verano austral es lo menos navideño que uno se puede encontrar, pero una vez más, la cartera manda y opté por la opción más económica del low cost. A tenor de lo que está ocurriendo contigo en este momento, no podría decir que la experiencia fuera un desastre, pero ni de coña se me ocurre otra vez contratar un viaje con una de esas compañías.

Son curiosos los piercings. No a todo el mundo le quedan bien, sin embargo, hay algunos que estratégicamente colocados dan un aspecto sexy y morboso. A mí el que tienes colocado en el labio me está jodiendo la vida. Tengo los labios cortados por el frío y claro que podría haberme echado algo de vaselina, pero yo la vaselina la utilizo para otras cosas. A ver si hay suerte esta noche. Mientras tanto, tú sigues a lo tuyo, practicando la hospitalidad esquimal, piel con piel, masajeándome los huevos y la polla. Y no, no eres precisamente esquimal, eres la típica mochilera norteeuropea trotamundos llena de piercings y tatuajes en busca de aventuras. Más estereotipos, ¿verdad? En algún momento decides darle tregua a mis labios ya en carne viva y emprendes camino hacia mi sexo besando, lamiendo y succionando puntos estratégicos de mi torso. Una vez llegada a tu destino, terminas de retirar mi boxer y sin dejar de masturbarme comienzas a chuparme desde la base hasta el glande, todo lo largo de mi miembro. Algo helado me está haciendo sentir sensaciones desconocidas que me hacen temblar de placer. Es el piercing de tu lengua lo que me vuelve loco. Qué curiosos son los piercings.

En esta especie de arquetípica historia porno que nos estamos montando, no podía faltar la típica amiga bisexual a la que estaría comiendo el coño mientras tú me continúas mamando la verga con inusitada fruición. Claro que eso sólo pasa en las películas así que me remitiré únicamente a lo que está pasando en la habitación del hotel. Era evidente que quería comerme un coño y no me fue difícil colocar tu delgado cuerpo sobre el mío quedando tu sexo encima de mi cara. No entiendo la manía que tenéis algunas de agujerear vuestros cuerpos (que conste que no tengo nada en contra, es sólo que no lo entiendo) y en esta ocasión me entretendría jugando con el piercing que te colocaste en el clítoris. Por supuesto, todo bien depilado y con su correspondiente tatuaje del conejito de Playboy en el pubis.

Ciertamente me estoy fijando mucho en los tópicos y quizás no en lo que está sucediendo en la cama, digno, todo ello, de mención y admiración. Pero es que por mucho que lo pensara, ni siquiera en mis fantasías más recurrentes podría imaginar que algo así fuera posible. La casualidad hizo que nuestro vuelo fuera cancelado, la casualidad también hizo que sólo quedara una habitación. El hecho de que los dos habláramos un más que decente inglés, además de las circunstancias, posibilitó que llegáramos al acuerdo de compartirla. Que estemos haciendo un 69 no es más que el fruto de la casualidad. O quizás si que tuvo que ver la botella de Absolut que compré en Estocolmo y que nos bebimos solidariamente con anterioridad. O tal vez el porro que nos fumamos antes de meternos en la cama. También quiso la casualidad que hubiera sólo una cama, que a ti te guste dormir desnuda bajo el edredón nórdico y que a mi tampoco me importara que lo hicieras. También fue casualidad que apoyaras tu cabeza en mi hombro, echaras tu pierna sobre mi muslo y comenzaras a acariciar mi vientre.

Dicen que es de optimistas llevar un condón en la cartera. Yo no es que sea el más optimista del mundo, pero siempre llevo dos, por lo que pueda pasar. Ahí no hay casualidades que valgan. Adoro como me lo pones con tu boca y subes ronroneando cual gatita sobre mí. Me gusta verte cabalgándome cual valquiria venida del Valhalla, porque claro, eres rubia y tienes los ojos verdes y a eso me recuerdas. Eres el prototipo de mujer de tu país y aunque no entienda en absoluto esa jerigonza que emites por tu boca, creo entender que estás disfrutando, mi diosa vikinga. Lo bueno de ver tantas películas porno es que se adquiere mucho vocabulario en otros idiomas y cuando te escucho que me pides un "doggie style", se que lo que quieres es que te ponga a cuatro patas y te folle desde atrás. Tus deseos son órdenes para mí.

En este momento ni pienso en lo que me trajo hasta aquí. La aurora boreal quedará para otro viaje ya que desde que llegué por estas tierras no ha dejado de nevar. Ni tan siquiera pienso en la putada de que cancelaran el vuelo. Tan sólo me concentro en agarrar tus caderas y en el bonito tatuaje tribal que llevas donde la espalda termina. Lucho por no correrme, estoy tan extasiado por lo que estoy viviendo que hago esfuerzos para no acabar antes que tú. El tópico de los tópicos, el chico tiene que aguantar hasta que la chica tenga un orgasmo. Y si no me lo dices en inglés, tampoco voy a saber si llegas o no...