viernes, 16 de noviembre de 2012

De nuevo Clau

Recién llego del trabajo, y tras darme una ducha y ponerme algo más cómodo enciendo la compu para revisar el correo. Cuál es mi sorpresa cuando en la bandeja de entrada veo un nombre que me es familiar. Se trata de Clau, con la que vengo manteniendo correspondencia y una de las protagonistas de mi relato "Cosas de chicas". Tras escribirlo, le envié el link para que lo leyera junto con su hermana Ary y me dieran sus comentarios al respecto. Según me cuenta en su email, no sólo lo disfrutaron sino que les dio pie para repetir la experiencia. Lástima no haber estado allí para haber disfrutado con esas dos bellísimas mujeres lo que pude observar metido en el closet de su habitación, hará un tiempo. No obstante, me dio permiso para que publicara sus fotos y de paso rememorara uno de nuestros encuentros.

Foto tomada de su blog: El culo de Clau
Sería cosa de dos meses después de la fiesta en la que ocurrió todo. Lo cierto es que no hubo contacto entre nosotros después de que saliera de su casa. Con quien sí lo tuve fue con Betsabé, la chica con la que estuve cogiendo en el sofá en lo de Clau y Ary y me grabó su número en mi celular. Andamos jalando un mes tras de aquello, hasta que la sorprendí poniéndome los cuernos con un tipo de la facultad. Aquello me dejó un poco tocado, pero ya saben eso que dicen de que un clavo saca a otro clavo y a la semana ya estaba dando guerra por otros lados. Una noche de fiesta con los amigos fuimos a parar a un boliche (o como le dicen allá, antro) y allí me encontré con Clau. Ella estaba trabajando como edecán (azafata o modelo) para una conocida marca de licor, vestida con un top ajustado y una falda muy corta, ofreciendo promociones a los clientes. En eso que me acerqué a ella y la saludé. Su cara fue de sorpresa o de susto, no sabría describirla, pero el hecho de saludarla la dejó como noqueada. Cuando reaccionó, me dio un par de besos y me dijo aquello de que cuánto tiempo y esas cosas que se dicen por compromiso. Supuse que se sentía avergonzada de lo ocurrido en casa de sus padres y mi presencia allí la incomodaba. Uno sabe cuando sobra de un lugar, y me despedí de manera cortés prosiguiendo la fiesta con mis amigos.

Siguiendo el ritual habitual, nos dirigimos a un grupo de chicas que andaban solas con la intención de cortejarlas. Las chicas parecían muy animadas y compartimos tragos y bailes. Con una de ellas, no recuerdo el nombre, pero sí que era chaparrita, nalgona y con unas boobies de infarto, estuvimos besándonos y acariciándonos, cuando de repente alguien toca mi espalda. Era otra de las edecanes, compañera de Clau esa noche. "Caballero, ha sido usted agraciado con una copa, cortesía de la marca....", me dijo la muchacha ofreciéndome un vaso largo del producto que estaban promocionando. Me pidió que posara con ella para una fotografía promocional y en el momento que nos estaban fotografiando, me mete la mano en el bolsillo trasero del pantalón y me pega un pellizco en el culo y me guiña un ojo. Contento con el trago y con el toqueteo de la edecán, volví con la bajita y seguimos con los besos y los frotamientos. Nos pusimos como una moto y me pidió de acompañarla al baño. Parece que hay una ley universal no escrita que dicta que los baños de mujeres siempre están llenos, así que con discreción nos dirigimos a los baños de hombres y nos metimos en una de las cabinas. Ninguno de los allí congregados puso objeción y empezaron a sonar los vítores y los silbidos. También se pudo observar alguna los flashes de alguna cámara de fotos tomando pruebas de lo que allí acontecía. Nada más entrar en el cubículo aquél, la chica se sentó en el wc, me bajó los pantalones y los boxer y comenzó a lamerme la verga con ansia. Con una mano en su nuca, iba dirigiendo su quehacer y con la otra le tocaba sus enormes pechos. Cuando quedó saciada de mi polla en su boca, se puso de rodillas encima del wc, subiéndose la falda y dejando ver su hilo dental blanco que retiró hacia un lado para facilitar la operación. Me coloqué un condón y comencé a metérsela con la misma ansiedad que me había mamado segundos antes. Los aplausos, los gritos de ánimo y los silbidos continuaban fuera. Desde el cubículo contiguo alguien se subió al inodoro y comenzó a grabar con el celular como me estaba cogiendo a la mina que estaba bien arrecha y me pedía que la taladrara bien fuerte. No recuerdo si ella logró venirse, sólo sé que no aguantaba más y a los tres minutos me estaba corriendo dentro de ella. Al terminar, se volvió a sentar en el inodoro, me quitó el condón y se puso a lamérmela hasta dejármela bien limpia. Cuando terminamos, nos compusimos la ropa y sin la más mínima vergüenza, abandonamos los aseos entre la ovación de los fortuitos expectadores de nuestra salvaje cogida. Tras un morreo, ella se dirigió hacia donde sus amigas y yo fui a comprar un par de tragos. Noté que algo me molestaba en la nalga izquierda y me toqué. Era algo duro, como de cartulina. Metí la mano en el bolsillo del pantalón donde había introducido la suya la edecán. Era un flyer de la disco promocionando la marca de licor y en la parte trasera y escrito con carmín la siguiente nota: "Termino a las 4:00, te espero en la puerta. Besos, Clau".

Me sorprendió porque cuando la encontré al llegar, parecía que quería evitarme. Me alegré porque me cayó muy bien y tenía curiosidad por saber cómo estaban ella y su hermana. Faltaba aún media hora para la salida de Clau, así que me fui despidiendo de mis amigos y de las chicas que habíamos conocido. Sólo me faltó por despedirme de la chica bajita con la que había tenido algo más que palabras hacía un rato. Me dijeron que llegó su novio y que se marcharon de allí. Bueno, parecía que alguien iba a hacer doblete esa noche. La pregunta que me surgió fue si lo iba a hacer yo también. Me coloqué el abrigo y salí por la puerta. Compre unos cigarrillos a una cigarrera ambulante y me puse a esperar fumando en un sitio visible para que cuando saliera Clau me pudiera ver. Cuatro cigarros más tarde y ya un poco congelado por el frío, salió Clau con la otra edecán envueltas en sendos forros polares. Debían ser las 4:30. Clau se despidió de la otra chica y se dirigió a mí, muerta de frío. Me dio un beso en la mejilla y nos fuimos de allí en un taxi.

En el taxi me dijo que le disculpara por no haber sido más agradable en el antro, pero que tenía instrucciones de sus jefes de no andar hablando con los clientes, tan solo debía poner la sonrisa y hacerse fotos con aquellos que tomaban la promoción. Le dije que no había problema y que me alegraba de volverla a ver. Ella también me confesó que se alegró al verme y que si no me había llamado era porque habían surgido problemas en su casa a raíz del fin de semana aquél de la fiesta. Cuando regresaron los padres, un día sorprendieron a las dos hermanas repitiendo lo que habían aprendido con la tía y se repitió la historia. Ambas fueron regañadas y a Clau la echaron de casa y tuvo que ponerse a trabajar para pagar el departamento en el que ahora vivía. Su hermana menor aún seguía viviendo con los padres bajo un régimen severo donde no la permitían salir de fiesta. Nos dirigimos al departamento de Clau.

Una vez allí, encendimos una estufa para calentar la habitación. Era un sitio pequeño, con una cama, un aseo con ducha y una pequeña cocina con refrigeradora. Tampoco le daba para mucho más el sueldo de edecán.

C - Y bien, ¿cómo te la pasaste? - me dijo Clau mientras se quitaba el abrigo y mostraba de nuevo el modelito con el que había trabajado
S - Bien, me la pasé bien.
C - Sí, ya vi como te la pasaste con la zorra esa.
S - ¿Celosa?
C - Celosa yo, ¿por qué habría de estarlo?
S - No sé, decime vos
C - Ya veo que no pierdes el tiempo
S - Bah, un rollo sin importancia...
C - Ya veo, ya... Oye, me voy a dar una ducha caliente, porque estoy muy sudada y con el frío que hace me quedé helada, ¿no te importa, verdad? - poco a poco Clau se fue quitando la ropa y se quedó desnuda, puso la regadera a funcionar y cuando la temperatura estaba en su punto, se metió, mientras tanto seguía la conversación.

S - Y ¿qué tal la tía Marcia?
C - Qué suerte que no te vio aquel día. Debiste pensar de todo, después de lo que viste...
S - No, me encantó verlas a las tres...
C - Creo que descontrolamos un poco, ¿verdad?
S - No, la verdad que fue muy excitante. Cuando quieran repetir, me avisan y participo
C - Qué descarado que eres - comenzó a reírse.
S - No bromeo, lo digo en serio... pero no me contestaste, ¿cómo le va a la tía Marcia?
C - Ella me está ayudando con lo del departamento y de vez en cuando nos vemos, ya sabes...
S - ¿Te pasaste al otro bando?
C - No, claro que no, pero he descubierto que tengo algo de bisexual y me encanta cogerme a una chica.  Además tengo la fantasía de hacerme un trío con mi tía y algún macho que se preste.
S - Ya tenés voluntario, Clau
C - Eso tendré que consultarlo con mi tía... no sé si eres su tipo, jajajaja. - a esto salió de la ducha y miró hacia el cuarto - Pero, qué haces que no estás cómodo, además, ¿por qué no tomas una ducha aquí conmigo y te calientas?
S - Ok, a la orden. - me desvestí y me metí en la ducha con Clau. El frío de la calle y el haber eyaculado antes dejaron mi verga en su mínima expresión, pero al sentir el agua caliente y comenzar a besarme con Clau, recobró el tono y el vigor.

La ducha era pequeña y se salía el agua por todas partes mientras nos enjabonábamos mutuamente. Con la esponja me lavaba la polla y los huevos, mientras yo le metía la lengua en la boca, acariciaba sus nalgas y le metía un dedo en el coño. Clau gemía del gusto. Estábamos tan cachondos que comenzamos a resbalar en la ducha, así que nos aclaramos, agarramos la toalla y nos secamos. Después nos fuimos a la cama a continuar con lo que habíamos empezado. Como profecía autocumplida, mi pensamiento acerca del doblete comenzó a hacerse realidad.

Foto tomada de su blog El culo de Clau
Me encanta comer coños y no perdí la oportunidad de probar el delicioso manjar que tenía entre las piernas mi adorada Clau. Completamente depilado, me di el gusto de saborear cada pliegue, comérmelo como quien come un mango, chupándolo, absorbiéndolo al mismo tiempo que metía dos dedos dentro de ella. Sus piernas aprisionaban mi cabeza y su pelvis subía y bajaba al ritmo de mis lamidas. Con la mano que tenía libre le tocaba las tetas haciéndola ver las estrellas. "Quiero sentirte dentro" - me decía entre suspiros y yo obediente me puse un condón y comencé a restregar mi verga a lo largo de su rajita. Eso, según me decía, le ponía a mil y sentía la necesidad urgente de que se la clavara. De un solo se la metí y empezamos a follar como conejos, cada vez más fuerte. La cama, no muy grande por cierto, hacía un ruido como de cosa vieja a punto de deshacerse. Tenía miedo de romperla y acabar los dos en el suelo. La puse a cuatro patas y comencé a bombearla por detrás. Clau tiene un cuerpo de diosa, y entre otras muchas cosas destacan sus pechos y su culo. Qué delicia de nalgas le proporcionó la naturaleza...

Clau me hizo recostar en la cama y se subió encima de mí. Me agarró la verga y se la restregó como lo había hecho antes. Luego se la introdujo y me cabalgó hasta que obtuvo su orgasmo. Yo seguí bombeando desde mi posición y le saqué uno, dos, tres y hasta cuatro orgasmos más. Ahí descubrimos que Clau es multiorgásmica. Cuando se recuperó y con mi polla aún dentro, siguió cabalgándome hasta que me vine. Clau sacó mis cigarrillos, me encendió uno y se recostó sobre mí. Compartimos el cigarrillo y cuando lo apagamos, cerramos los ojos y quedamos dormidos.

Hoy, gracias al permiso de Clau, les ofrezco unas fotos de esta increíble mujer. En otra ocasión les contaré más historias que me sucedieron con ella, su hermana y les desvelaré si al final tuvimos el trío con la tía Marcia. Por lo demás, si alguna hermosa dama, conocida o no, desea que publique sus fotos en el blog, no tiene más que enviármelas a mi correo:

mighty.ahuizotl2@gmail.com

2 comentarios:

  1. un beso a Clau y la Tía Marcia, bien por vos que una noche así tiene un sabor especial, un abrazo

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  2. Gracias por tu comentario. Le haré llegar tus besos a las dos. Un abrazo

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