martes, 10 de julio de 2012

Sherezade me cuenta una historia (interludio)

"¿Sabías que antes de que me tiraras el café en la facultad ya me había fijado en ti? No, ¿verdad? Soy mucho más discreta que tú, descarado... Mucho antes de que me tiraras el café, ya sabía quién eras. Te había visto por el pasillo, tan mono tú, con esas patillas y esa perilla. Tan alto, tan grande... Deja de mirarme las tetas, llevas toda la noche igual... Mírame a los ojos, que te estoy hablando, descarado. Luego tendrás lo que quieres, pero ahora escúchame. Quizás tú no te acuerdes, pero un día me senté a tu lado en clase. No era mi aula ni tampoco tenía que estar allí, pero te seguí y me senté junto a ti. Te estuve mirando toda la hora. No te diste cuenta, porque soy más discreta que tú. Te vi haciendo dibujitos en lugar de tomar apuntes. Vi cómo se los pasabas a la compañera que tenías a la izquierda. Vi cómo os reíais y os hablabais al oído. Ella te puso la mano en el muslo y tú pusiste la tuya sobre el suyo. Ella llevó su mano hasta tu polla y a mi se me llevaban los demonios. Me sentí celosa y excitada a la vez. No, no te rías. Sentí celos porque esa fresca te estaba tocando la polla, mientras tú le comías la oreja, diciéndole quién sabe qué guarradas. Te hubiera metido un par de hostias en ese momento, cabrón, pero estaba mojadísima pensando que eran mis manos y no las suyas las que estaban tocándotela... Tampoco te diste cuenta de que me llevé mi mano derecha bajo la falda. Bien ocupadito estabas haciéndole un dedo a la guarra ésa, descarado. En mitad de la clase tres personas masturbándose. Tú a ella, ella a ti y yo sóla con mis dedos, imaginando que eran los tuyos. Ni cuenta se dio la profesora, ni tampoco los compañeros. Como soy zurda, seguía escribiendo, para disimular. A punto estuve de darte un codazo, para que dejaras de tocarle el coño a la tía ésa, pero me tenías super excitada. Mis dedos se escurrían de lo mojada que estaba. Me iba a correr de un momento a otro. Miré a todos lados pensando que alguien podría estar mirando. Afortunadamente alguien se dirigió a la profesora y todos miraron hacia él. Me corrí como nunca antes me había corrido. Fue un orgasmo largo, se me erizaron los vellos y creo que hasta me mareé. Tú seguías a lo tuyo, volviste a decirle algo al oído y la vi dar un respingo. Creo que también se corrió. Aprovechaste que todos miraban al compañero para darle un pico. Te hubiera matado de no ser porque acababa de correrme gracias a ti. Te hubiera dado un abrazo. Sí, sí, te hubiera abrazado, te hubiera besado, te hubiera comido la polla, pero yo no existía para ti. Ni te diste cuenta de que estaba a tu lado. Volviste a coger el bolígrafo y el papel y vi que le dibujaste un corazón. Te quería matar, gilipollas. Nunca había estado tan celosa por alguien, y menos por alguien a quien ni tan siquiera conocía. Tan sólo de vista... Terminó la clase y todos salieron a fumarse un cigarro al pasillo. Nos quedamos los últimos. Te vi como le guiñabas el ojo a la chica y le señalabas con la cabeza hacia afuera. Decidí seguiros. Agarrasteis el ascensor y yo me metí con vosotros. Te hacías el despistado, ella también. Yo sabía perfectamente qué era lo que ibais a hacer después. Bajasteis hasta la planta baja. Yo salí del ascensor primero y me dirigí hacia las aulas, pero sabía perfectamente que os ibais a meter en el baño. Esperé un momento y me fui también hacia el baño. Quería escucharos. Abrí la puerta silenciosamente, vosotros ya estabais metidos en uno de los retretes. Se os oía perfectamente como os besabais, como os metíais mano, como gemíais y como jadeabais. Entré en uno de los retretes contiguo al vuestro para escuchar mejor. Ella te estaba comiendo la polla. Tu debías estar sentado. Como me hubiera gustado verte en ese momento. Como te estremecías cuando la furcia ésa se tragaba tu sable, como cerrabas  los ojos de placer. Yo ya me había quitado la falda y las bragas, y mientras os oía follar, me estaba haciendo otro dedo... La debías de estar matando de placer porque no dejaba de acordarse de la divinidad entre gritos. A mi también me estabas matando, y hubiera gritado si hubiera podido, pero tenía miedo de que me descubrierais. Me corrí como una posesa y tu amiga también, casi al mismo tiempo. Aún faltabas tú y ella te pedía que se lo echaras en la cara. Yo me imaginaba que me lo echabas sobre mi boca abierta y que me tragaba tu lefa. En esas volví a correrme y tú también, porque lo siguiente que oí fue que se lo habías tirado sobre el ojo y que le escocía. Os vestisteis y salisteis al lavabo para limpiarle el ojo. Cuando terminasteis, espere a que salierais para salir yo después, temblándome aún las piernas de los tres maravillosos orgasmos que tuve gracias a ti... Luego hice mis averiguaciones, ni siquiera era tu novia, ni tampoco era de la facultad. También que la habías conocido ese mismo día en la parada del autobús. ¿Cómo puedes llegar a ser tan atrevido? Si parecías una mosquita muerta, tan educadito, tan tímido. Eso sí, eres un descarado, porque no has dejado de mirarte las tetas durante todo este relato. Serás golfo..."

4 comentarios:

  1. Mientras lo leía me estaba acordando de aquella noche, descarado

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  2. Mi Sherezade, ¿eres tú? Si eres tú me encantaría que nos encontráramos en algún momento... para recordar aquella noche... tal vez para repetir.

    Un beso y gracias por tu mensaje

    Tu Sultán

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  3. Por un momento pensaba que lo había escrito otra persona. Una mujer. ¿Lo has escrito tú o te ha ayudado "Sherezade"? De todas formas me hizo vibrar tu relato. Felicidades!

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  4. Yo también he vivido en bastantes ocasiones la misma experiencia que Sherezade: masturbarme pensando en una persona que estaba dando placer a otra y que probablemente no sabía que yo existía.
    Creo que al menos Sherezade supo hacerlo mejor que yo y conseguir su objetivo

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