miércoles, 5 de diciembre de 2012

Apuesta III (estado de la cuestión)

Después del último encuentro en que prometió llamar (ver Apuesta II), no he tenido noticias de ella. La verdad es que no tengo prisa, pero se va acercando la fecha de final de año y no ha habido avances. Tampoco he hecho por llamar. Prefiero dejarle su espacio, que sea ella quien de el primer paso, no atosigarla. Cierto es que hay una apuesta de por medio, pero tampoco es que me vaya la vida en ello. Si se dan las condiciones, ocurrirá. Si no, siempre quedará el grato recuerdo de besos furtivos, el morbo y el calentón.

Contacté con José para ver si sabía algo de ella. Me dijo que el marido había vuelto de su viaje de trabajo y que se habían visto de nuevo con él y con su esposa la semana pasada. Le pregunté si habían hablado sobre mí o si ella había hecho algún comentario mencionándome. José me dijo que sí, que Eli comentó que me había visto en una capacitación, pero nada más. David, el marido, le preguntó que si sabía algo de mí, que les había caído muy bien, que les gustaría quedar de nuevo como el día de la cena y también que quizás podrían presentarme a alguna amiga para que no estuviera de "sujetavelas". A Eli pareció no hacerle gracia que su marido se pusiera en plan casamentero. "Tal vez no le apetezca tener una relación" - comentó ella. José, que aparte de mi amigo, es un cabronazo y que sabía lo que había detrás, animó a David para que me presentaran a una chica y organizar una cena. Eli se desentendió del asunto, aunque David, José y su esposa se mostraron  bastante entusiasmados con la idea de emparejarme. Quedaron en que la cena tendría lugar la próxima semana y que David se encargaría de hacer las gestiones con la invitada.

La nueva situación provocada por la intervención de José dificultando mis opciones en la apuesta, me han animado a propiciar el encuentro con Eli. El reto había cobrado una nueva dimensión con la participación de un nuevo elemento en la ecuación. En cierta medida, David favoreció un nuevo encuentro y el hecho de presentarme a una amiga, me haría descubrir las posibilidades reales que tenía con Eli. ¿Se sentiría celosa Eli con la irrupción de la amiga? ¿dejaría de intentar algo conmigo? Tenía curiosidad de ver la reacción de Eli...

2 comentarios:

  1. Eso es casi casi jugar sucio... si no lo es del todo, es porque vete tú a saber si la cita que te arreglan no sale bien, jeje.

    Tu amigo debería sufrir una penalización y es muy razonable que te sientas empujado a dar un paso al frente...

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  2. Una de dos, o el marido se huele algo y quiere ponerme un cebo para alejar la presa o realmente se preocupa por mi vida sexual (no lo creo). Como dices tú, la cita a ciegas puede resultar un desastre (he barajado la posibilidad de que me endilguen un orco, una psicópata o un orco psicópata - que haberlas, haylas -). Desde luego, la actuación de mi amigo es desleal y recibirá una penalización por ello, no lo dudes.
    La situación me parece interesante en el sentido de que puedo ver la reacción de Eli y plantear una táctica u otra. No sé por qué me meto en estas movidas, la verdad. Será que es verdad lo que me dicen de que pienso con la polla...

    Salud

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