La semana siguiente, cuando ya no hay más encuentros, recibes un email de esa persona invitándote a una actividad. Resulta que ese día no puedes ir y te disculpas. "Tal vez en otra ocasión". Al día siguiente, recibes contestación invitándote a almorzar el fin de semana siguiente. La insistencia de la otra persona te parece un atrevimiento, pero quizás la soledad y la tristeza te hace cuestionarte sobre si merece la pena aventurarse y acceder a la invitación. Aceptas. Vas a la comida, hay más gente reunida y de la vergüenza inicial, comienzas a integrarte como uno más. Sabes perfectamente que quizás no volverás a ver a esas personas, sin embargo te das cuenta de que quieres seguir viendo a la persona que te invitó. Al regresar a casa, escribes un email de agradecimiento por la invitación y por el buen momento vivido.
La contestación no se hizo esperar y ya al día siguiente te invitan a dar un paseo por la ciudad. Desafortunadamente tienes otros planes, aunque desearías cancelarlos por poder dar ese paseo y ver qué es lo que pasa. Te disculpas y vuelves al "Tal vez en otra ocasión". Al día siguiente, insiste. Quizás no tenga excusa y la verdad, tampoco pasa nada por salir a dar un paseo con alguien que acabas de conocer y que te apetece conocer un poco más.
Quedas con la persona y paseas. Disfrutas del paseo y de la compañía. Te cuenta su vida y tú le cuentas la tuya. Sus mejores momentos y los peores. Mis éxitos y mis fracasos. Te das cuenta que la vida te va llevando por caminos en los que encuentras personas con las que tienes una especial conexión. Se va haciendo de noche y te das cuenta, por sus zapatos, que el camino se le dificulta. Le ofreces tu brazo para que se apoye en ti. Sigues caminando y ya no es el brazo lo que le ofreces, sino la mano. Seguís hablando de todo y de nada, de la vida en general mientras os vais acercando a su casa. Eres un caballero y la acompañas hasta el portal. Llega la hora de despedirse y os abrazáis. Ese abrazo tierno se convierte en dos besos en la mejilla. Miras a la otra persona a los ojos y el beso llega a los labios. Por un momento te olvidas de todas las tristezas del corazón, de todo lo recorrido hasta allá. Un beso que puede dar lugar a otros besos. Un beso que puede ser el inicio de algo. Te separas, das las buenas noches y la otra persona desaparece por el portal. De camino a casa te preguntas cosas... ¿estás dispuesto a una relación? ¿hacia dónde vas con esta persona? ¿realmente te gusta? Todo esto me lo estoy preguntando durante esta semana. No sé qué pasará al final, pero quiero ver qué pasará... estoy intrigado.
Yo también estoy muy intrigada! Me quedan dudas de si deseabas besar o sólo correspondiste a unos besos.
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